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Alejandro de Macedonia
sucesor de Filipo
sus jinetes ensartaron el mundo en una pica
su espada desató el nudo de Gordión
pero había un nudo pendiente en la costilla
con la Ilíada debajo de su lecho
con los sueños de Aquiles
con la corona roja y blanca la cola de chacal
Alejandro levanta el velo a la novia de Babilonia
los terrales de Asia
mientras Bagoas el eunuco se inclina detrás de las cortinas.
A los veinte años las ondas de su pelo son como las olas del Egeo
la gloria cambia de color sus ojos grises
sus dos mechones rubios asoman por el yelmo
Alejandro el amante
se abraza por dos días al cuerpo inerte de Hefestión
manda a cortar las crines a todos los caballos
llora su propia muerte
lejos de los Balcanes y del Indo
Alejandro Magno
Alejandro de Macedonia yaciendo en Babilonia a los treinta y tres años
Nadie puede creer que un dios se va a morir…
(Del libro inédito “Poemas del lente”)
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