(Miles de familias quedaron sin casa en el Occidente de Cuba tras el paso del huracán Gustav)
(Fotografías: de Santiago Calero tomadas del periódico Guerrillero de Pinar del Río)
El Diablo ha pasado por Pinar del Río y la Isla de la Juventud. Se llamaba Gustav y era un huracán categoría cuatro. Pasó con una furia incontenible por entre la gente humilde de esos territorios del Occidente de Cuba.
Increíble una tormenta tropical que pasó por el Oriente cubano, y que poco daño hizo fuera de acumulados de lluvia bien bajos… Increíble como la he visto convertirse en un huracán categoría cuatro cuando pasaba por el Occidente, en un fenómeno mortífero.
Las imágenes sobrecogen; pero estoy orgulloso de mi país: ni una sola vida se perdió. Gracias a la Revolución y a sus medidas preventivas. Nadie puede negarlo.
En la localidad pinareña de Paso Real de San Diego, se midieron rachas de vientos superiores a los 300 kilómetros por hora, incluida una de… ¡340 kilómetros por hora! que arrancó el aparato medidor.
El especialista de meteorología declaró que nunca se sabrá la real velocidad del viento, pero que el calcula de 390 kilómetros por hora.
Y los cubanos, en especial los pinareños, sabemos/saben lo que es un ciclón.
En la Isla de la Juventud (antigua Isla de Pinos, segunda isla del archipiélago cubano, y con más de 2 mil kilómetros cuadrados) el 85 por ciento de los inmuebles han sido “severamente dañados”. Allí no hay teléfonos, electricidad ni transmisión radial ni televisiva... ahora mismo
Una “patana” fue arrastrada del agua e internado en tierra.
El amanecer es duro, pero con ánimos. "Recontruirenmos la Isla más hermosa" declaran los pineros. Todo el país ya se vuelca a la ayuda.
Osvaldo Rodríguez Martínez (periódico Guerrillero)
"Estaba haciendo fotos con las primeras rachas de viento, hasta un momento en que no pude seguir porque había una densa neblina que formaban la lluvia y la enorme presión del viento".
Así recuerda Oriol de la Cruz, fotógrafo de la AIN, algunas escenas del paso de Gustav por el poblado de Los Palacios en la provincia de Pinar del Río.
“Tuve que resguardarme en la sede del Partido y allí sentía cómo el viento aullaba, con un sonido ensordecedor, molesto, y sentimos miedo allí adentro, e incluso nos alejamos de la puerta de entrada, que parecía peligrosa. Afuera volaban pedazos de zinc y tejas de fibrocemento, cuenta.
“ Sí, como se ha descrito muchas veces, hay un momento de calma, donde todo se aclara y hasta se puede ver el cielo, así fue como yo estuve en el "ojo" de Gustav, relata Oriol, quien aprovechó la peligrosa calma para su trabajo reporteril.
Aunque está acostumbrado a estos trajines, confiesa que nunca había estado en una tormenta de tal violencia y describe cómo en tan breve tiempo el paisaje cambió, los techos fueron destruidos y los árboles parecían cortados a la misma altura.
“Mira, es como la guardarraya que se hace en los campos de caña, así fue la trocha que el huracán dejó a su paso, acabando con todo. En Paso Real de San Diego vi una casa que quedó totalmente destruida, no quedó nada” relata.
“Las torres de la alta tensión quedaron torcidas, similar a lo que hacemos con un papel para botarlo. Y una rastra cargada con un contenedor de refrigeradores fue volcada por la fuerza del viento”
Oriol asegura que no es bueno para contar historias, por lo que prefiere usar su expresión creativa, que es la fotografía, para mostrar la violencia de Gustav que hizo alarde de su potencia imparable, y dejar tras de sí desgarradoras tragedias familiares que perdieron sus casas: por la previsión, y como alivio al drama, nadie perdió la vida.
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