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Los titulares de prensa son la esencia, la síntesis y la vitrina de cualquier información. Por eso decidí hace cuatro años, cuando estudiaba la Maestría en Ciencias de la Comunicación, que mi trabajo final versaría sobre esta temática. Y lo he seguido.
Tal vez por eso me asombré hoy cuando escuché a toda voz el titular de apertura del Noticiero Nacional Deportivo (NND) de televisión: “Perdió Dayron Robles”.
(Además no es la primera vez que se usa en la TV cubana un titular semejante para el propio Robles, ni será la última vez que perderá)
Se trataba de un reporte sobre la participación del recién coronado campeón olímpico de los 110 metros con vallas, en el Grand Prix de Lausana, Suiza. El cubano había cedido (13.17 por 13.02) ante el norteamericano David Oliver, uno de los grandes vallistas de la actualidad y quien ya lo había derrotad a principios de año.
El titular “Perdió Dayron Robles”, es un enunciado que roza el amarillismo, al elevar a la categoría de suceso lo que, tras un análisis serio, no lo es. Y lo peor, lleva en sí una concepción errónea que debía desterrarse en la prensa deportiva cubana. Casi se vuelve amarillista.
En primer lugar, se parte de una falsa apreciación: Dayron Robles “debía ganar”.
En segundo lugar, el considerar que debía “ganar indefectiblemente”, lleva a su vez la concepción de que “es el mejor”. Y de allí se deriva el tercer supuesto que “porque es el mejor, debe ganar… siempre”.
Ese mito de” invencibilidad”, casi de “infalibilidad” que alguna prensa deportiva cubana viene otorgándole a ciertos atletas, acaba haciendo daño, un daño triple: a comentaristas, espectadores y por supuesto, a los propios deportistas.
Crear una expectativa en la que solamente el primer puesto es lo adecuado, lo esperado, minimiza actuaciones de mucho nivel, honrosas y hasta sorprendentes medallas de plata o bronce (y otros puestos para destacar), que son tomados como “fracasos o pérdidas”.
Por más que, en ocasiones, los deportistas se conviertan en verdaderos héroes, no hay que olvidar que los atletas son seres humanos, con nervios, cansancios, momentos, éxitos y reveses…
El aliento de esa filosofía en los espectadores es, seguramente, la que llevó a un vecino mío a decirme: “¿Viste como perdimos en la pelota?”. Cuba había quedado en el segundo lugar en el béisbol olímpico. Ese análisis también partía de supuestos de que para los cubanos sólo es verdaderamente válida la medalla de oro.
Ser recordista mundial o campeón olímpico, es un crédito de alta calidad, pero no una predestinación para el éxito.
Ser recordista mundial quiere decir que una vez, en un día específico, el atleta logró el mejor tope universal de todos los tiempos; pero eso no quiere decir que se vaya a hacer todos los días, y que el resto no tengan también buenas marcas que les permitan ganar.
Ser campeón olímpico quiere decir que se ganó justo el día de la final olímpica. Es el mayor triunfo para un deportista…pero eso no quiere decir que a la semana siguiente entre atletas de nivel no se pueda quedar segundo, tercero…
La prensa deportiva cubana y la narración deben aprender a valorar detenidamente el nivel de las competencias, con justo equilibrio para los cubanos y para sus rivales.
Tal vez así se vea menos el llanto cuando se está en el podio, pero no se ha obtenido el metal dorado. Es curioso como en Cuba se llora ante una medalla de plata, cuando en muchos sitios se dan brincos.
En otras palabras, cuando se trata de una competencia universal, del MUNDO, hay que dejar atrás la creencia de que la victoria es sólo la medalla de oro, sino considerar como tal los otros puestos de vanguardia.
De otra forma estamos actuando como si nos creyéramos los mejores. Y tal dosis de autosuficiencia no es más que una prueba de cortedad mental, que presenta algunas actuaciones como supuestos “desengaños” cuando en realidad no lo son.
En el deporte actual hay un entorno de élite para cada especialidad. En cada competencia hay más de un aspirante al éxito, y en consecuencia, no siempre puede ganar el mismo.
“Perdió Dayron Robles” no es ningún titular para encabezar un noticiero. En realidad, lo más adecuado debió haber sido “Segundo lugar de Dayron Robles en Lausana”, o uno similar.
Ni Dayron es infalible ni su rival es cojo. Y como digo Dayron pudiera mencionar otros.
Los que analizan, pronostican y alientan el deporte cubano desde los medios de difusión masiva, los que hacen las informaciones y las codifican deberían desempañar los cristales por donde van mirando algunas competencias.
Cuidado, los encontronazos con la realidad son traumáticos.
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