Damaris Hodelín Fuentes
Hijo:
espantado de todo, me refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la
vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti. Así comienza el precioso poemario Ismaelillo escrito por nuestro Héroe Nacional para su pequeño hijo José
Francisco, de quien muchos han olvidado su verdadero nombre, y en su lugar le
conocen como Ismaelillo, el hijo de José Martí. Es que se trata de un libro que
marca la vida de cualquiera que respire de sus páginas y nos permite descubrir
al pequeñuelo a través de los ojos del Apóstol.
Escrito en el año 1882, en Nueva York, es prácticamente el modo en que El
Maestro vierte sus más hondos sentimientos paternales para tratar de acariciar
con sus páginas la suave piel de su príncipe enano, para el cual hace una
fiesta de poemas que inician, precisamente, con el titulado “Príncipe enano”.
Escribe desbordado de amor, tratando de salvar la distancia tanto en tiempo
como en espacio; pues José Martí, a causa de sus destierros y de otras
circunstancias de la vida, no solo se encontraba lejos de su hijo, sino que
además solo pudo compartir con él 4 años y 10 meses, en diferentes ocasiones,
de los 16 años que vivió Pepito antes de morir su padre. Y de ese período de
tiempo solo pudo disfrutar con José Francisco dos de sus cumpleaños, el 5to y
el 6to.
¡Cuál no sería la tristeza del Apóstol al estar separados! Bien la
conozco, pues precisamente llegó a mí este mágico libro como regalo de mi padre
cuando tenía 8 años de edad, en momentos en los que él se encontraba lejos de
mí, cumpliendo una misión internacionalista como médico. Casi 4 años estuvimos
separados, y durante ese tiempo “Ismaelillo” fue mi libro de cabecera, el
riachuelo donde bebía constantemente los versos desbordados de amor de un padre
a su hijo; eran también los versos que mi padre me dedicaba para hacerme saber,
a la manera martiana, cuánto me amaba.
El ejemplar que comento es una edición del año 1988, de la Editorial
Gente Nueva, cuyo diseño rememora el original publicado por Martí a través de
la Imprenta de Thompson y Moreau en Nueva York. Sus páginas amarillas son
testigos de cuánto he caminado por entre los 15 poemas que conforman el
poemario, buscando en ellos el abrigo de mi padre ausente. Algunos poemas
presentan la característica rimadel Apóstol y otros aparecen en forma de versos
libres; todos como espejo del alma de un padre anhelante por tener sobre su
pecho a su caballero, ese que por las mañanas lo despertaba con un gran beso.
Bajo el título “Brazos fragantes” describe Martí los brazos de su
pequeño y es una bella forma de expresar cuánto significa para él su abrazo con
esos brazos robustos, blandos,
fragantes…que cuando envuelven el cuello frágil, su cuerpo, como rosa besada, se abre. Termina el poema con una
expresión de dolor que refleja la abrumadora distancia entre los dos: ¡Lejos de mí por siempre, brazos fragantes!
Más adelante el lector se encuentra con “Musa traviesa”, donde el
Maestro describe, en su exquisito vuelo poético, cómo su hijo se convierte en
total fuente de inspiración para él.Una vez más afloran aquí los recuerdos,
pues también soy la musa traviesa de mi padre. Es en este poema donde José Martí
lo llama Ismaelillo, probablemente utilizó este término porque Ismael, hijo de
Abraham y Ágar, según pasaje bíblico, significa tronco de los árboles y sé
fuerte contra el destino. En estos versos encontramos también magnánimas
expresiones de amor como Hijo soy de mi
hijo! Él me rehace! No queda ninguna duda de que su hijo es su musa, su
inspiración.
Simpático poema “Mi reyecillo”, donde no solo deja claro a qué rey se
debe –a uno desnudo cuyo cetro es un beso- sino que además le describe a su
hijo los diferentes reyes que adoran los hombres en el mundo y le da una
lección de dignidad al decirle: si amar
piensas el amarillo rey de los hombres, ¡Muere conmigo! ¿Vivir impuro? ¡No
vivas, hijo! Aún en los versos que escribe para su hijo, no deja de ser
consecuente con su honor y con la dignidad que defendió a lo largo de su vida.
Es que Martí es así, nos enseña con la palabra y con la acción.
Uno de los más hermosos es sin dudas “Hijo del alma”, donde comienza y
termina con los versos ¡Tú flotas sobre
todo, hijo del alma!Aflora nuevamente la constante distancia –reflejada en
casi todo el poemario- cuando le dice: Me
hablan de que estás lejos: ¡Locuras me hablan! Ellos tienen tu sombra; ¡Yo
tengo tu alma!Se trata de un poema que expresa cómo el recuerdo de su hijo
amado viene a calmarle los tormentos del alma y se le impone por sobre todas
las cosas que lo entristecen.
“Amor errante” es un poema que muchos recordarán en cuanto comiencen a
leerlo, pues sus versos iniciales fueron muy utilizados por todos los cubanos
en la histórica lucha por el regreso del niño Elián González, un pequeño que
fue arrebatado de los brazos de su padre y coincidentemente se encontraban
–como el Apóstol y su hijo- uno en tierras cubanas y el otro en los Estados
Unidos, separados por la inmensidad del mar. Los versos a los que me refiero
dicen: Hijo, en tu busca cruzo los mares:
las olas buenas a ti me traen: los aires frescos limpian mis carnes de los
gusanos de las ciudades.
Más adelante encontramos “Sobre mi hombro”, un hermoso poema en el que
nuestro Héroe Nacional refleja su constante deseo de tener consigo a su
reyecillo y ese deseo lo hace sentir que está presente, que lo lleva sentado
sobre su hombro, por ello dice: Oculto
va, y visible para mí solo! La ausencia física no es la ausencia
espiritual. Otros no pueden verlo, pero su José Francisco está con él, dándole
un inmenso beso invisible.
El más extenso de los poemas es “Tábanos fieros”. En él Martí describe
una batalla entre tábanos y gigantes, entre el gozo y la honra, donde su hijo
es el tábano que lo defiende ferozmente contra cualquier ataque. Así expresa: ¡Hijos, escudos fuertes, de los cansados
padres! ¡Véngase mi desnudo guerrero de alas de ave!.. Caballeruelo mío!
Batallador volante!Su hijo es su principal guerrero, su héroe de batalla
que es capaz de defenderlo pese a ser solo un niño; hermoso pasaje que revela
el poder del recuerdo de su hijo para hacerlo enfrentar sus cotidianos
avatares.
El poemario termina con “Rosilla nueva”, donde Martí le dice: ¿Con qué arma de oro me has cautivado? Pues
yo tengo coraza de hierro áspero. Un hombre que ha sufrido tanto en la vida
es capaz de estremecerse profundamente ante el amor de su hijo ausente, el cual
logra traspasar toda coraza de la que se viste el Apóstol para resistir los duros
golpes de la vida. En breves líneas Martí es capaz de describir cuánto
significa su hijo y cómo logra ahondar en él, y lo hace además con esa
locuacidad poética con la que sabe aprehendernos.
Poemas como “Penachos vívidos”, “Tórtola blanca”, “Valle lozano”, entre
otros, forman también parte de este libro que ya asume más de 130 años, y
perenne en el tiempo continúa cautivándonos con la ternura que se desborda del
amor y la poesía entre un padre y su hijo. Un poemario que ha sido también
testigo de otros amores entre padres e hijos y fue mi fiel compañero durante la
ausencia de mi padre. Invito al lector a disfrutar de este libro en cuyas
páginas no solo encontré al Martí padre, sino que además aprendí en esos
riachuelos que han pasado por mi corazón y ojalá lleguen también al corazón de
todo el que lo lea.
DE LA AUTORA
Damaris Hodelín Fuentes (Santiago de Cuba, 1992)
Estudiante de Medicina 6to año, Instructora no
graduada en Oftalmología. Miembro de la Sociedad Cultural José Martí y
Presidenta del Consejo Provincial de Jóvenes Plaza Martiana. Premio de los
concursos nacionales Oro Nuevo y Patria, convocados por el Centro de Estudios
Martianos. Ganadora en tres ocasiones del Seminario Juvenil Martiano a Nivel
Nacional.
ARTÍCULOS RELACIONADOS:
-Ver TODOS LOS DETALLES:
FOTOS, ACTA DEL JURADO, PREMIO DE LAS INSTITUCIONES. MENSAJES:
---LIBROS QUE MARCAN LA VIDA (Periódico Granma)
1 comentario:
Reinaldo, no había tenido acceso al correo, hoy fue que entré, por eso no
> escribí antes. Quedó muy bonita la publicación del trabajo y muy linda la
> foto que escogieron, gracias.
Es un magnífico trabajo el que realizas en
> pos de la cultura.
Espero poder seguir contribuyendo a eso.
> Besos, Damaris
Publicar un comentario