sábado, 28 de septiembre de 2013
Una lectura marcó mi vida: venga, pues, Don Quijote: VÍCTOR JOAQUÍN ORTEGA / Participante Segundo Concurso Caridad Pineda In Memoriam de Promoción de la Lectura
Recién divorciado de mamá, mi padre no vive con
nosotros y deja gran parte de sus libros en la casa. Como mi progenitora ha
intentado derrotar el dolor en una entrega aún más intensa a su hijo, me enseña
a leer y escribir: lo consigue cuando
estoy a pocos meses de cumplir cinco años. Con su voz, me rodea de narraciones
sobre el descubrimiento de Cuba, el asesinato de Hatuey, las cargas de Antonio
Maceo… ¡Dios, me imagino sobre un caballo, machete en mano, al ataque!
Sustraigo cuatro obras del estante de papá: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha , una selección de poemas de Omar Al-Khayam, Los crímenes del
padre Amaro de Eca de Queiros, y El amor y sus
aberraciones. Al agregar un diccionario:
palabra que no comprendo la busco ahí. A veces me enredo, es cierto, mientras
aprendo y gozo.
La
novela de Cervantes me marca. A medida que pasan los años, la releo y entiendo
mucho mejor a Alonso Quijano, Sancho, Dulcinea… Residen en mi alma. En la
madurez, la sacuden en momentos decisivos o, al menos, apasionados, en
especial, el ilustre manchego. Esa lectura me ayuda a ingresar, a mediados de
los años 60, en la Escuela
de Periodismo de la
Universidad de La
Habana que comenzaría a existir con quienes aprobáramos.
Hay que
vencer varios exámenes: lo logro. Después, la entrevista con tres profesores de
la Facultad
de Humanidades, a la que perteneceríamos. Me toca un trío presidido por Mirta
Aguirre; en su béisbol, tan
sabrosa como Vinent lanzando. Primero, una pregunta- envío, curva en territorio
bueno. ¿Cuáles son las noticias más importantes de hoy? Luego, dos rectas que
se mueven pegadas, en zona de strike y a más de 90 millas sobre la
historia y la literatura. Si el suin de
usted no hace contacto, se poncha; si es débil, batea un palomón. En ambos
casos, no es aceptado.
Estoy al
día: le doy al curvón. .Rectazo: ¿Qué opina sobre las contradicciones entre
Céspedes y Agramonte? Sin todavía poseer los suficientes conocimientos sobre
esos asuntos, yo no ignoraba el problema: sin quitar méritos al mambí
camagüeyano, aplaudía las posiciones del
Padre de la Patria
como me enseñó Martí en sus escritos acerca de estos héroes y la Guerra de los Diez Años.
Tenían sus razones Carlos Manuel y gran parte del Gobierno en Armas; pero había
más razón en la posición del oriental. Las leyes no podían estar de espaldas a
lo principal: la guerra para alcanzar la libertad.
El tercer envío- interrogación se relaciona con
el significado de Dulcinea. Manifiesto toda la poesía que vislumbro en ese
personaje, el amor por el amor del caballero andante proyectado así para vivir.
En la época actual, seguimos inventando querencias de manera parecida. ¿Acaso
no agregamos cualidades a la pareja que tenemos o intentamos conquistar o no
nos importan sus fealdades morales y físicas para quererla, cegados de tanto
apasionamiento? Puedo conectar. Sin jonronear, consigo embasarme: entro en la
carrera.
Dejo atrás el presente histórico No niego que, a veces, el Quijote me ha
embarcado, lo digo a lo cubano. Vale la pena, lo digo a lo Calviño. Lo
esencial: he defendido mis ideas y lo que pienso justo con todas mis fuerzas,
venciendo cualquier temor y pase lo que pase. En ocasiones, ha pasado… Nunca me
arrepentiré de ser así, de haberlo hecho. Me he buscado problemas,
persecuciones, el cartel de conflictivo en el mejor de los casos; algún tonto
ha visto desviaciones ideológicas en mis acciones, mis opiniones por escrito o
planteadas en reuniones diversas. Ante
provocaciones no siempre he podido evitar que mi patria chica, Cayo Hueso,
Centro Habana (orgullo sano por haber nacido allí), se me suba a la cabeza,
hasta los puños y las piernas (el judo y el kárate te enseñan a usarlas) y aun
alguna sanción me ha tocado.
Esa ética con tanto del Quijote, se fortaleció
a partir del cristianismo verdadero de mi familia materna, y, más adelante,
con el alimento nuevo y más real que
aportó el fidelismo, rescatador de
Martí, Maceo, Gómez…, de los nuevos mambises del 30, al traer el bosque, la
montaña rebeldes a las ciudades, a todo el país, y enlazar el pensamiento del
Apóstol con las ideas socialistas.
Me atrapó el
quijotismo. Si de niño defendí a amigos
y conocidos de adversarios muy superiores en edad y físico e intercambié golpes con el abusador, aunque me sacara años y fortaleza también, con el
tiempo no perdí la costumbre de tratar de resolver entuertos y batirme contra
las injusticias y las falacias. Choqué con parte de la familia que se oponía al
proceso y escogí mi camino: fiel a la patria, traidor a mi clase. He mantenido
esa actitud contra lo mal hecho venga de donde venga. Muchos, incluso gente que me admira, me
criticaron o hicieron observaciones acerca del asunto. Varios invocaron la
cordura y llegaron a decir palabras con el mismo significado más o menos:
Sin
negar bondades y pensamientos valiosos en el personaje y fallas en el caballero de la triste figura, ¡cuánto
de lo peor de Sancho (especie de superpragmatismo) en estas personas! Allá el
que perciba en las quijotadas únicamente locura, necedad, desequilibrio y no encuentre el vínculo con el amor por los
demás y la justicia, el desprendimiento,
la bondad, la generosidad, el altruismo…Don Quijote estaba junto a Céspedes y
Fidel cuando aseguran que los hombres y las armas que les quedan bastan para
hacer la revolución, y siguen adelante después de sangrientos fracasos; con
el Apóstol y el Comandante en Jefe al
convertir el revés en victoria, sean la Fernandina o el golpe traidor en tierra azteca,
aunque deban nadar contra corrientes tremendas. Distingan su delgado cuerpo al
lado del Titán de Bronce en la
Protesta de Baraguá; y de Mariana, cuando la madre de todos
los cubanos manda al más pequeño de sus hijos a montar el corcel de la libertad
cual respuesta a una herida grave sufrida por Antonio.
En los combates siempre me acompañaron y me
acompañan patriotas e internacionalistas- estos, por tanto, dobles patriotas-
con mi ídolo al frente a quien no por gusto, en la propia familia y los más
allegados, calificaban de Quijote: Pablo de la Torriente Brau.
Vibraba y vibra en mi pecho Che Guevara, quien no escapaba de la quijotería. Al
despedirse, para situar sus esfuerzos por América y un mundo mejores, llevaba
la adarga en brazos dijo; Alonso Quijano cabalgaba junto a él. Pablo y Che eran
aventureros que enfrentaron el gran agravio: el de los explotadores contra los
pueblos .y se jugaron el pellejo por sus ideas hasta dar sus vidas. No
soslayaron sonar a los dogmáticos.
Intenté e intento seguir los pasos de estos seres. En oportunidades
muchos de los compañeros que me debían apoyar
me han dejado solo en ese andar, por temor a enfrentarse a potencias
poderosas hasta estando ellos en contra de la injusticia o la mordida del
dogmatismo... Martí lo escribió:”Es necesario contar siempre que los intereses
rigen principalmente a los hombres, y que rara vez están las virtudes del lado
de los intereses”
Recuerdo aquella vez que un dirigente del Instituto
Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación (INDER) afirmó en una
conferencia de prensa que Cuba había avanzado en fútbol. Le corté el paso al
plantear un pensar opuesto; para mí, el propio conjunto nacional estaba
formado, en general, por pesistas o boxeadores que pateaban el balón de vez en
cuando. Se armó la discusión y únicamente tuve el apoyo de Reinoso, portero de
la selección del país y periodista. Ambos triunfamos y el funcionario debió
retractarse. Al término de aquella reunión, hubo quien me felicitó en el
pasillo, mirando para los lados; ante la censura por no situarse de mi lado
públicamente replicó: “Yo trabajo en el INDER y tengo que ganarme los frijoles
de la familia…” Algunos meses pasaron y
Reinoso fue separado del equipo nacional para
permitir el arribo del relevo. ¿Casualidad o caradureza?
Ahora, un nuevo libro me estremece desde verdades muy bien expresadas,
fustigadoras de quienes no quieren ver y hasta condenan tocar el tema porque
divide, según ellos, que parten de
posiciones equivocadas, en el mejor de los casos, o debido a que el racismo los
agarra de alguna forma. Hacia falta un ensayo tan enjundioso y, a la vez, con
dominio del idioma y del género, una base investigativa y el reflejo y la
interpretación de hechos vividos en la propia piel, sin rencor alguno ni canto
al afrocentrismo.
Me refiero a Elogio de la altea o las paradojas de la racialidad, de Zuleica Romay Guerra, ganador del Premio
Extraordinario de estudios sobre la presencia negra en la América y el Caribe
contemporáneos en 2012(Casa de las Américas). ¡Cuánta potencia proporciona para
quien quiera ser soldado de la batalla contra este mal que todavía nos corroe!
Hay que seguir contendiendo en nuestra tierra, negros, blancos y a la mitad,
para derrotar cualquier tipo de discriminación sea por el color de la piel o
contra creyentes, homosexuales, guajiros o la mujer.
El
racismo asoma el rostro; en muchas
ocasiones, el cuerpo entero marcha a trancos, mientras destruye al favorecer a
quien no lo vale en detrimento del merecedor, a pesar de los logros y el esfuerzo de la Revolución , con Fidel a
la vanguardia, en la contienda contra
este rezago ideológico antihumano. Hiere
en lo económico. Hay”… estudios que, con mayor énfasis a partir de los
años 90, reconocen a negros y
mestizos entre los grupos poblacionales
más golpeados por una crisis
económica que aún no ha sido rebasada
dos décadas después de su desate”.Zuleica, tu texto apuntala la marca de la
novela cervantina en mi espíritu, me sitúa en la caballería para arremeter
contra estas injusticias que todavía nos
laceran.. Don Quijote de la
Mancha cabalga sobre Rocinante cerca de nosotros. ¡Qué refuerzo,
hermana!
DEL AUTOR
/ Víctor
Joaquín Ortega. Periodista, narrador y poeta (La Habana , 1942).
Multilaureado. Entre sus libros: Rodolfo Trompá: una historia apasionante; El Rusito, Las
Olimpiadas de Atenas a Moscú y coautor junto
a Elio Menéndez de Kid Chocolate.
TODOS Los premios, menciones y finalistas
GRAN PREMIO Memorias de Noé de José Orpí
PREMIO TERCERA EDAD Siempre corazón de Raúl Simón
Lauzán
Premio AUTOR NOVEL Somos una nación o no somos nada
de Anays Almenares Ávila
MENCIÓN ESPECIAL: Rezo a los maestros labradores de
libros de Rosaida Savigne
MENCIÓN Escaleras a un cielo demasiado lejos de
Rodolfo Tamayo Castellanos
MENCIÓN Neruda a flor de piel de Noel Pérez García
Finalista Yo También Volteé la cara de Jesús
Arencibia Lorenzo
Participante: El libro brújula de Myriam Rodríguez
Betancourt
Participante: el libro que marcó mi vida, venga
pues, Don Quijote de Víctor J. Ortega
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