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El duelo más promocionado de los Juegos Olímpicos Beijing 2008, acabó abruptamente este domingo cuando el chino Liu Xiang se retiró de su hit clasificatorio de los 110 metros con vallas, mientras el cubano Dayron Robles ganaba cómodamente el suyo.
A través de la televisión cubana que captaba la señal transmitida desde China, pudimos ver la perplejidad y el desconsuelo reflejados en el rostro de un estadio abarrotado de banderas chinas.
Esta historia parece haber comenzado desde que los entrenadores de Liu decidieron retirarlo de una competencia en los Estados Unidos hace unos meses, aludiendo una lesión. Los reportes a mi alcance nunca hablaron de una lesión grave, aunque todos se extrañaron de que el representante asiático “se encerrara” en casa y no compitiera más en la temporada.
Un largo silencio ocupó las semanas. ¿Dónde estaba Liu Xiang?, todos se preguntaban…pero no concedía entrevistas, ni él ni sus preparadores, nadie lo veía; aunque se comentaba que entrenaba en algún “lugar secreto”. Incluso un reciente despacho de la Agencia Alemana DPA afirmó que “Liu vivía como un monje en algún lugar de China”.
Si el atleta estaba lesionado en la magnitud que ahora se dice, ¿por qué se calló tanto ese hecho? ¿Por qué se dejó crecer hasta un nivel pocas veces visto, la expectativa en torno a una carrera evidentemente en peligro de realizarse?
Los despachos desde China informaron hace tiempo que todas las entradas para el 21 de agosto, fecha en que tendría lugar el presumible duelo final Liu- Robles, estaban vendidas. Ojalá los espectadores chinos, a los que se les sustrajo la verdadera realidad del estado físico de Liu Xiang, estén allí.
Yo me sentiría estafado, y no hablo de dinero.
Creo que el chino es un atleta extraclase y no dudo un instante de su esfuerzo por superar las dificultades; pero el manejo misterioso de este caso, me parece absurdo. Nadie tiene porqué esconder una lesión, llámese como se llame.
Ahora leo un despacho de la Agencia de Información Nacional (AIN-Cuba) fechado en China que toma las palabras del entrenador de Liu Xiang:
“El tendón de Aquiles está dañado, el problema es cuando termina y se une con el talón, según mostró una resonancia hecha el pasado día 16 cuando el vallista entró a la Villa Olímpica…
“El sábado se intensifico el dolor y recibió un tratamiento que lo alivió, este lunes aunque también estaba adolorido decidió salir a competir, pero finalmente desistió al serle imposible hacer la tracción de la arrancada…”
El mismo hombre que hasta ayer calló… ahora se deshace en explicaciones.
Desde aquí estoy dado a creer que la transmisión televisiva conocía a la perfección lo que ocurriría, porque desde que Liu apareció en el estadio, las imágenes se detenían en sus pasos, en los que ya se podía observar una ligera cojera.
Cuando se despojó de su vestimenta de calentamiento y se colocó en el bloque de arrancada, se pudieron observar gestos de dolor… y cuando arrancó definitivamente, estos se hicieron muy evidentes y la cojera se reveló a toda pantalla…
Ante la sorpresa de todos, el chino dio la espalda, se encaminó rápidamente por el foso hacia el interior del estadio. No hubo el más mínimo titubeo, como si aquello hubiese estado ya en los cálculos…
Los fotógrafos le caían detrás. El público desfilaba.
Ya en el interior del estadio Nido de Pájaro, se vio a Liu Xiang sentarse en el piso y un enjambre del personal de atención lo rodeó.
Que me perdonen, parecía un guión bien aprendido.
Me pregunto… ¿Si tenía lesiones de esa magnitud (como ahora cuenta su entrenador), ¿cómo pensar que el atleta podía correr?
¿Cuántas presiones y sentimientos encontrados habrá detrás de todo esto?
Si se tratara de una obra teatral, hubiera aplaudido este desenlace inesperado; pero un drama humano con semejante final no vale para batir palmas, sino para ponerse a pensar. Como decía mi abuelo cuando era más pequeño... y quería decirle una mentira: Eso es un cuento chino.
1 comentario:
Estimado Reinaldo Cedeño.
Leo la crónica "anunciada" de la consecuencia más evidente de la mala gestión deportiva y mediática, con la que las Instituciones Chinas (deportivas y gubernamentales) han vendido la medalla de su atleta Liu Xiang.
Para empezar, (y en total acuerdo con tus palabras y opinión), se han mezclado en este caso los intereses mediáticos de este páis con los intereses deportivos.
Como ex-atleta, e hija de atletas españoles a nivel internacional, he podido vivir personalmente la presión que desde fuera se recibe por instituciones que poco o nada tienen que ver con el deporte, pero que sin embargo ganan dinero con este medio, y que llegan en ciertos casos a someter al deportista a un stress previo a la carrera.
En este caso se ha vendido la medalla anticipada de Lui Xiang, sin el menor respeto y cuidado por el entrenamiento del atleta, y por el estado de lesión.
Puedo imaginar la presión que sobre él y su entrenador recaía, y con mayor intensidad al ser el caso de un país comunista.
Como en muchos otros casos, los medios informativos carecen de pudor y respeto, pero sobre todo de cultura atlética, ya que con un mínimo de interés, se sabe que la prueba de 110 metros vallas es una disciplina de la que más sorpresas se recibe, ya que no depende en exclusiva de las marcas registradas ni de tu estado de forma, sino que las caídas están a la orden de día (como ejemplo la final de estos JJ.OO. de 100 m.v. femenina, con la cída de la favorita).
Yo personalmente creo que la lesión era ya desde hace meses grave, y que ya sabían que podía ser motivo para no competir en los JJ.OO., o para no hacer un buen papel, pero siguieron trabajando, como harían muchos deportistas.
El límite en este caso es el de la veracidad y la moral, ¿cómo anuncias esta noticia de la leción a un país, o a un comité de competición chino que ha puesto todas sus esperanzas en tí, sabiendo que se vendieron todas las entradas para esa jornada con una celeridad máxima?
No lo han hecho bien. Ni el Gobierno por dar segura la medalla. Ni el atleta ni el entrenador por ocultar la realidad de una lesión que no culpa a nadie de nada. A un país por dar por dar por hecho que por tener una excelente marca, se tiene una medalla. Y a los medios informativos chinos, por hacernos creer la patraña que vimos en la sesión de calentamiento.
Ahora queda por ver cómo continuará su vida deportiva, y si este hecho le afectará.
Espero que todos tomemos ejemplo de este caso, y que sean los atletas los que nos digan cuál es su rendimiento y sus aspiraciones, y no los medios de comunicación ni las Instituciones (ambas con intereses económicos evidentes).
Un cordial saludo, y mis felicitaciones por su trabajo.
Atentamente,
Fátima Gil
fatimagil@hotmail.com
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